Palco de Prensa
Jueves 15 Enero 2015
Por : Gilberto LAVENANT
Un pasaje romántico de toda historia de amor, es aquella en la que el enamorado deshoja una margarita, para saber si su amada lo quiere o no lo quiere.
A cada pétalo que arranca a la flor, la expresión “me quiere”, seguida de “no me quiere”, hasta deshojarla por completo.
Pero en este caso, los panistas olvidaron los romanticismos. Ni siquiera se acordaron de galanterías como la de que “las mujeres primero”.
A Margarita Zavala Gómez de Campo, no le dieron oportunidad de divagar entre el “me quiere, no me quiere”. Aspiraba a ser diputada federal, se registró como precandidata y la arrancaron con todo y tallo.
Siendo una de las figuras más relevantes del panismo, independientemente de ser la esposa del exPresidente Felipe Calderón, le cerraron la puerta y le impidieron ser candidata a diputada federal plurinominal.
De la lista de 15, el Presidente del Comité Ejecutivo Nacional con licencia, Gustavo Madero, agarró el primer lugar, pero no permitió que Margarita ocupara alguno de los 14 espacios restantes.
Y conste, no fue por un error, sino algo deliberado.
Margarita ya había extrenado su deseo de formar parte del Congreso de la Unión.
Su esposo Felipe, en varias ocasiones ha observado que su esposa podría ser la abanderada del panismo, como c andidata a la Presidencia de la República, en el 2018.
Se daba casi como un hecho, que de ser diputada federal, por la vía plurinominal, encabezaría la fracción parlamentaria blanquiazul y por lo tanto serí un contrapeso para Madero. Resurgiría, en su persona, el calderonismo, hoy casi aniquilado por los maderistas.
Para nada valió, que su solicitud de registro como precandidata, fuera avalada por personajes destacados del panismo, tales como Luis H. Alvarez, excandidato a la Presidencia de la República y expresidentenacional del PAN, Josefina Vázquez Mota, excandidata presidencial, Luis Felipe Bravo Mena, exdirigente nacional del PAN, así como las Senadoras Adriana Dávila y Rosa Adriana Díaz, y los Diputados Federales Beatriz Zavala y Guillermo Anaya.
A Madero, eso le valió gorro. Invocó una falla técnica, para vetarla. Dijo que todo se debió a que debió registrarse previamente en la lista propuesta por el comité directivo estatal del PAN del DF.
El hecho, definitivamente, cimbró al panismo nacional.
Aunque no sorprendió a muchos, pues era visible el rechazo de Madero hacia Margarita. La ve como la representación del calderonismo y como una fuerte rival dentro del panismo.
Dolida, pero no vencida, Margarita reaccionó.
En entrevista con Carlos Puig, de Milenio Televisión, dijo que la razón por la que fue excluída, de las candidaturas de diputados plurinominales, fue porque el grupo que dirige el partido, solo busca controlar.
“Es de un grupo –señaló- en el que prevalece un tema de control sobre los intereses del partido. Cuando prevalece el control y la idea de control, pasan este tipo de cosas”
Fue clara y contundente en sus observaciones. Consideró que su candidatura, pudo generar miedo y falta de control.
Y para los que pensaban que habín deshojado por completo a Margarita, deben saber que fue todo lo contrario. Arrancada su aspiración por una diputación federal, anuncia que su nueva aspiración es lograr la presidencia del PAN en el presente año, desde donde propondrá cambiar al partido.
Margarita Zavala Gómez de Campo, de primera dama del país a simple militante, es una de las figuras más emblemáticas del panismo a nivel nacional. Con o sin el exPresidente Felipe Calderón.
Propios y extraños la ven como la persona ideal para abanderar al panismo en los comicios presidenciales del 2018. Le faltan 3 años para ello. Primero, recuperar el poderío del calderonismo. Luego, reclamar la candidatura.
Se dice, que ningún otro panista le llega al nivel que ostenta. Seria, formal, ecuánime, claridosa, inteligente.
Lo que tiene en contra, más que la estatura de quienes sean sus rivales, por parte de los demás partidos, e incluso la oposición del maderismo, lo es la enorme decepción generada durante los dos sexenios de panismo en la Presidencia de la República.
Parecía que habría un cambio. Con dos triunfos al hilo, pensaron que se mantendrían en el poder, más que los 70 años del PRI y se tiraron a la milonga. Como los nuevos ricos, tragaron hasta congestionarse, se enriquecieron en forma desmedida y fomentaron la corrupción, con cinismo y desverguenza. Aunque lo prometan, ya nadie les cree.
gi
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