Palco de Prensa
Jueves 11 Septiembre 2014
El cascabel del gato.
Por : Gilberto LAVENANT
Los gatos son juguetones, todos lo saben. Juguetones, pero silenciosos. Sin embargo, hay una expresión que habla de “ponerle el cascabel al gato”. Esto implica, que el animalito habrá de hacer mucho ruido, y con cualquier movimiento que haga, se escuchará y se sabrá de inmediato dónde está o quée anda haciendo. Y, por ruidoso, necesariamente habrá que jondearlo lo más lejos posible o acabar con él, de alguna forma rápida y precisa.
Por eso se advierte, cuando se sabe de la existencia del gato travieso y que nadie le quiere poner el cascabel, ni jondearlo lejos, que no lo hacen, por temor a sufrir represalias de parte del dueño del gato, o de que este dejará de gratificarlos por tolerar al animalito.
La cuestión es que, generalmente, se sospecha que, quien tolera la existencia del gato travieso y nada hace para atraparlo y lanzarlo lejos, la apatía o desinterés, no es gratuita, sino que la motiva o genera un interés de tipo económico.
Ahora bien, imaginen que el mentado gato travieso, es una empresa, dedicada a la explotación de espacios publicitarios, vía enormes carteleras, vallas o simples mantas, y que esa empresa, tiene muchos de esos “gatitos”. Ahora, que en lugar de uno, son 32 gatos, o sea empresas, y cada una de ellas con múltiples gatitos, al grado de que la animalada sea insoportable y causante de múltiples enfermedades. En el caso de los anuncios, una seria contaminación visual en la ciudad. Y sin pagar los derechos que implica cada uno de sus “gatitos”.
Ese es uno de los tantos serios problemas que aquejan a la ciudad de Tijuana. Según un concentrado general de los espectaculares y las empresas correspondientes, elaborado por la Dirección de Administración Urbana, existen 32 empresas comercializadoras de espacios publicitarios, que cuentan con un total de 861, de los cuales solamente 191 tienen licencia vigente y el resto, o sea 670 están ilegales.
El problema es sumamente serio. Estos flamantes empresarios, siembran carteleras en donde les da la regalada gana. Total, para qué se preocupan, si la autoridad municipal, responsable de controlarlos, no hace nada para ello. Los colocan en predios privados, lo mismo que en zonas públicas, de uso común.
La cuestión es que no solamente afean la ciudad con esta contaminación visual fuera del más elemental control, sino que además se causa un daño patrimonial al gobierno municipal de Tijuana, al no pagar los derechos correspondientes.
Por si fuese poco, dan un mal ejemplo, por partida doble. A los dueños de esos anunciotes, nadie los toca. Se sospecha, que no es de a gratis, sino que de alguna manera gratifican a quienes se hacen de la vista gorda, para no molestarlos. En cambio, a los modestos abarroteros que tienen pequeños anuncios de identificación de sus tendajones, los molestan a cada rato, sancionándolos por la falta de pagos de derechos. Es aberrante tal desigualdad.
El problema crece cada día, incontrolable, como si fuese una plaga de gatos callejeros. Extraña o sospechosamente, nadie se atreve a “ponerle el cascabel al gato”. Ni la autoridad responsable de su control, en este caso la Secretaria de Desarrollo Urbano, a cargo del Ing. Roberto Sánchez, ni la Secretaría de Planeación y Finanzas, cuyo titular es el C.P. José Mujica, ni los Regidores integrantes del Cabildo del XXI Ayuntamiento.
A lo más que han llegado, luego de un “concienzudo” análisis de la Comisión de Desarrollo urbano, que preside el Regidor Martín Plascencia, es a hacer un gentil exhorto, para que se regularicen voluntariamente y a declarar una moratoria para no otorgar más permisos o concesiones para la instalación de anuncios espectaculares.
Para acabarla de amolar, los encargados de controlar este desorden, no solamente soslayan este tipo de problemas, sino que contribuyen a hacerlos mayores. Durante la administración del XX Ayuntamiento, que encabezó Carlos Bustamante Anchondo, en sesión extraordinaria de Cabildo, el 22 de noviembre del 2013, a solo una semana de concluir su gestión, de manera ilegal otorgó 72 concesiones para colocar anuncios espectaculares.
De esos, 17 fueron para la empresa Anuncios e Imagen, S.A. de C.V., propiedad de los hermanos Ledesma Romo –entre ellos el Síndico Procurador- y 9 para Publicyr, S.A. de C.V., propiedad del exalcalde y de su hijo Carlos Bustamante Aubanel.
Pero esperen, fue tal la “generosidad” de Bustamante, que no les condicionó a instalarse en puntos fijos, sino a lo largo de determinadas vialidades. Por ejemplo, a su empresa, el punto 1 es referente a : “Vía rápida Oriente hacia Central camionera sobre Blvd. Lázaro Cárdenas”. El número 2 : “Carril izquierdo Línea Internacional en área verde”. Así por el estilo, sin precisar cantidad de espectaculares.
El dictamen correspondiente, base para el otorgamiento de tales concesiones, fue suscrito por los Regidores integrantes de la Comisión de Desarrollo Urbano Obras y Servicios Públicos, Ing. Rubén Salazar Limón, Presidente, Lic. Mariano San Román Flores, Secretario, Jesús merino Duarte, vocal, Ruperto Olan Torruco, vocal y Lic. Claudia Ramos Hernández, vocal.
Esto es uno de los múltiples “pecadillos” del exalcalde Carlos Bustamante Anchondo. Gracias a él, se incrementó enormemente el desorden de las carteleras publicitarias en Tijuana, la que el priísta pregonaba era una “Ciudad con orden”.
La cuestión es que, a 10 meses de la gestión del XXI Ayuntamiento, no obstante tan enormes irregularidades, ampliamente conocidas por todo mundo, nadie se ha atrevido a “ponerle el cascabel al gato”.
Dos acciones elementales : llamar a cuentas al titular de la Secretaría de Desarrollo urbano, Ing. Roberto Sánchez, para que reconozca su incapacidad para poner orden en torno a este tema y presentar un punto de acuerdo para dejar sin efecto las concesiones otorgadas por Bustamante de manera ilegal, para instalar 72 carteleras publicitarias. Es sencillo “ponerle el cascabel al gato”. Que no les tiemble la mano.
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