· La adolescencia implica la maduración de los genitales y la finalización de la infancia
· La hormona de crecimiento es el principal regulador del crecimiento durante la pubertad
· En el caso de las niñas, la aparición de la menstruación frena la velocidad del crecimiento
Tijuana, Baja California, 8 de agosto de 2015.- Para los niños menores de 9 años, el regreso a clases puede representar una aventura pero para aquellos que tienen 10 años o más, significa un reto a vencer por los cambios físicos y emocionales que enfrentan durante la pubertad, periodo que se caracteriza por múltiples transformaciones, así lo expuso en conferencia de prensa la doctora Zenia Santana, especialista en Endocrinología Pediátrica.
La pubertad es un proceso complejo que implica la maduración de los genitales, la aceleración y finalización de la etapa de la niñez y cambios en la personalidad. El ritmo de crecimiento de un niño durante la pubertad depende de factores genéticos (talla familiar baja, normal o alta) y el ritmo de maduración (rápido, normal o lento). Esta diferencia en la velocidad de crecimiento de 1 a 2 centímetros por año, es la principal responsable del contraste de la talla adulta entre las personas con talla familiar alta o baja.
“La hormona de crecimiento es el principal regulador del crecimiento durante la pubertad y, en general, desde el nacimiento. En el caso de las niñas, alcanzan la velocidad máxima de crecimiento en la pubertad, antes de la menarquia (primer sangrado de origen menstrual) y desde ese momento, el ritmo de crecimiento comienza a disminuir. La ganancia en talla posterior a ello varía según factores genéticos, ambientales y nutricionales”, aseguró la especialista.
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Pubertad precoz: Se debe considerar pubertad precoz cuando los caracteres sexuales secundarios aparecen antes de los 8 años en la niña y 9 años en el varón1, 2. Además de comenzar precozmente evoluciona con rapidez tanto en el desarrollo físico como en la maduración ósea y en el crecimiento.
Pubertad retrasada: Lo más frecuente es el retraso simple de la pubertad conocido como “retraso constitucional del crecimiento y desarrollo”. Es la ausencia de los caracteres sexuales secundarios a la edad límite de inicio de la pubertad normal, la ausencia de la primera menstruación a los 13 años y, en los varones, presentar un volumen testicular inferior a 3 ml y comienza a aumentar en torno a los 12 años.
En ese sentido, la especialista en Endocrinología Pediátrica agregó que, “Las niñas dejan de crecer a los 16 años, mientras que los niños a los 18, en algunos casos incluso la edad se recorre hasta los 21 años y durante esta etapa, hombres y mujeres, pueden sentirse confusos antes los cambios físicos y emocionales que están experimentando”.
Con el objetivo de ofrecer a los papás herramientas que ayuden a sus hijos durante la etapa de crecimiento, la experta ofreció algunas recomendaciones:
· Promover una nutrición sana desde casa. Que lo que encuentren sean opciones nutritivas y no chatarra. Esto incluye también evitar las bebidas azucaradas y fomentar tomar agua simple
· Establecer límites en sus horarios para dormir y retírarle cualquier dispositivo electrónico que pudiera quitarle el sueño
· Mantenerse al tanto de los cambios en su estatura y de identificar algún retraso en su crecimiento, acudir con un Endocrinólogo Pediatra
Finalmente, la doctora Zenia Santana, exhortó a los padres estar más pendientes de los cambios físicos que experimenten sus hijos bajo la supervisión de un especialista en Endocrinología Pediátrica que pueda apoyarlos a diagnosticar cualquier cambio en su crecimiento sin descuidar los cambios emocionales que determinarán su carácter y autoestima, en especial durante la etapa escolar.
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