Palco de Prensa
Domingo 24 Mayo 2015
La lumbre a los aparejos.
Por : Gilberto LAVENANT
En el campo mexicano, aún se acostumbra la quema, como método para preparar la nueva siembra. Cuando se sale de control, se genera la alarma y se advierte que “la lumbre ya llega a los aparejos”. Y para que los rancheros digan eso, es porque las cosas están realmente serias.
Los aparejos, es el conjunto de correas, que se sujetan al cuerpo de un animal, caballo, burro, yegua o macho, para montarlo, cargarlo o trabajar con él.
Los bajacalifornianos no están acostumbrados a tales términos, salvo los que habitan en zonas agrícolas. Pero es fácil imaginar la situación. Los animales cuadrúpedos, tienen una altura tal, que permiten, a quien los monta, desplazarse por zonas húmedas o pastizales, en condiciones más o menos cómodas y seguras. En especial, en las labores de quema.
Así es que cuando se advierte que “la lumbre llega a los aparejos”, es que las llamas crecieron tanto, que ya resultan incontrolables y se actúa de inmediato para sofocar y controlar el fuego, o se sale huyendo de la zona.
Metafóricamente, hablando de violencia e inseguridad pública, a los bajacalifornianos, la lumbre ya les llegó a los aparejos. Desde hace rato. Aunque hoy, más que nunca. Aparecen muertos por doquier. Descabezados, ejecutados. Hombres, mujeres e incluso niños, las víctimas.
Los factores, o causas generadoras de la violencia e inseguridad pública, son muchos. En primer lugar, puede anotarse la ineficiencia de los jefes policiacos. En los tres niveles de gobierno.
Pareciera que no existen, individuos capaces para operar a los órganos de seguridad pública. Que quienes están al frente de los mismos, es más por lazos de amistad o compromisos partidistas, que otra cosa.
Empezando por el ámbito estatal, el titular de la Secretaría de Educación Pública, Daniel de la Rosa, desde hace más de dos sexenios, lo sostienen ahí por intereses partidistas. La Policía Estatal Preventiva, destaca más por sus actuaciones arbitrarias, que por su efectividad en materia de combate al crímen.
El gobernador Kiko Vega, se niega a reconocer que De la Rosa, ya dió lo que podía dar. Que ahora, solamente es capaz de dar lástima y generar el coraje y molestia de los bajacalifornianos, al observar cómo crece la violencia.
En la misma área, la Procuradora de Justicia del Estado, Perla del Socorro Ibarra, dicho con todo respeto, “no pela un chango a mordidas”. Evidentemente, no tiene el carácter, la astucia y la energía, para efectivamente procurar justicia en la entidad.
Los delincuentes, parece que juegan al carrousel. Entren por una puerta y casi de inmediato salen por la otra. Las autoridades y policías estatales, cuando los cuestionan, por la facilidad con la que los malandros recuperan su libertad, señalan a los juzgadores.
Las áreas de procuración y administración de justicia, son totalmente distintas. La primera corresponde al Poder Ejecutivo, o sea al Gobernador del Estado, y la segunda al Poder Judicial, o sea a los juzgadores. Pero, además de distintas, están distantes.
Nadie ha logrado, ni propuesto, la coordinación de ambas. Ni siquiera la Procuradora, Perla del Socorro, que depende del Poder Ejecutivo, pero es Magistrada, con licencia, o sea labora para el Poder Judicial.
Lo menos que pueden hacer, es celebrar reuniones de análisis, para determinar o detectar las fallas en que incurren los policías, al detener delincuentes, que permiten que estos salgan libres, casi de inmediato. Se sabe que la mayoría de las veces, dichas fallas son deliberadas y aunque los juzgadores se quejan por ello, nadie hace nada para corregirlo y, sobre todo, para fincar responsabilidades.
Los conocedores del tema, cuentan que el facultar a las autoridades estatales, para conocer, combatir y juzgar el narcomenudeo, generó un fructífero negociazo para los policías.
En el ámbito municipal, la inexperiencia e incapacidad del flamante Secretario de Seguridad Pública Municipal, Alejandro Lares, se está reflejando en el relajamiento de los elementos de la corporación, que no solamente no respetan a sus jefes, sino a la ciudadanía en general.
Por lo que respecta al ámbito federal, los elementos de la PGR, parecen fantasmas. Nadie nota su presencia, hasta que incurren en una arbitrariedad. Por lo que respecta al ejército, ya no intimida a los delincuentes, además de que ha minimizado su presencia.
Lo más que hacen, los responsables de las corporaciones e instituciones correspondienets o encargadas de las labores de seguridad pública, es llevar a cabo flamantes reuniones de supuesta coordinación. Los nulos resultados, desmienten los supuestos propósitos.
Otro aspecto que pone en entredicho el presunto combate a la delincuencia, son los constantes hallazgos de droga y los frecuenetes crímenes de alto impacto. Ejecuciones a plena luz del día, hombres, mujeres y niños, encostalados, cuerpos desmembrados. El argumento oficial más utilizado, el de que son ajustes de cuentas entre criminales, no convence a nadie.
La incapacidad oficial, es más que evidente. A los bajacalifornianos, ya les llegó la lumbre a los aparejos.
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