Jesús Tolentino Román Bojórquez

Ahora bien, estos sucesos que
nunca antes se habían presentado en Chimalhuacán, provocan interrogantes cuyas
respuestas no se encuentran a simple vista y sobre las que vale la pena
reflexionar en un pueblo como el nuestro, que en los últimos 15 años ha vivido
momentos críticos y de tensión que nos han hecho sufrir, sí, pero al mismo
tiempo nos han templado, dejándonos la enorme ganancia de ser, una buena
mayoría de los chimalhuacanos, gente sensata, razonadora, que no se deja llevar
por las simples apariencias, tal como corresponde a un pueblo educado,
organizado y que, por lo mismo, ha logrado vencer la adversidad y progresar
como ningún otro a nivel nacional en estos tres lustros; por ello, una
prestigiada encuestadora denominada Gabinete de Comunicación Estratégica, hace
un mes exactamente, premió a Chimalhuacán con el primer lugar como la ciudad
más habitable del Valle de México, o sea, en comparación con las 16
delegaciones del Distrito Federal y con los cinco municipios más poblados del
Estado de México (Ecatepec, Naucalpan, Tlalnepantla, Nezahualcóyotl y el propio
Chimalhuacán) lo cual, desde luego, no es poca cosa.
En ese sentido, sería conveniente
preguntarse: si la mujer asesina fuera una persona común y corriente, ¿dónde
aprendió la técnica para abordar a la víctima, agredirla y luego darse a la
fuga sin dejar rastro alguno? ¿Quién le cuida las espaldas al momento de
interceptar a la presa y quién la protege en la huida? Y si esa persona fuera
una psicópata, que mata sólo por el gusto de matar y estuviera trastornada de
sus facultades mentales, ¿entonces por qué no ha cometido ningún error de
cálculo en su actuar, si de veras estuviera loca? ¿Quién le aconsejó y quién le
financia la buena ropa que viste, para darle confianza a la gente cuando se le
acerca?
Estas preguntas sólo tienen una
respuesta consistente: la tal “degolladora” no es ninguna demente que se haya
escapado de algún manicomio, sino que se trata de una sicaria (persona que se
contrata para matar a cambio de una suma de dinero), que ha sido adiestrada y
acondicionada físicamente para ello, que se sabe protegida por sus cómplices
que la guían y la cuidan antes y después de cada ataque y que, además, sabe que
en el remoto caso de cometer algún error y, por tanto, ir a parar a la cárcel,
algún poderoso padrino político habrá de sacarla de apuros. La posibilidad de
que se trate de una sicaria al servicio del crimen organizado, sin vínculo
político, se descarta porque este tipo de gente acciona sólo con dos
propósitos: por interés económico, que no es el caso; o bien, por venganza
asesinando a familiares y/o amigos de otros mafiosos que dejaron cuentas
pendientes con ellos, que tampoco es el caso, puesto que las siete víctimas son
gente inocente sin ningún vínculo delincuencial.
Consecuentemente, si no se trata
de una loca ni de una sicaria al servicio del crimen organizado, queda sólo
entonces el móvil político. ¿Cuál móvil político, en concreto? El hecho de que
el próximo martes 6 de octubre, el Movimiento Antorchista Nacional realizará en
el Distrito Federal una gran movilización con 100 mil adherentes para exigir al
Gobierno Federal el cumplimiento de varios compromisos, entre los cuales se
encuentran: 1) el castigo a los secuestradores y asesinos de don Manuel Serrano
Vallejo (cuyo móvil fue, por cierto, también político); 2) la entrega de sus
restos para darles cristiana sepultura; 3) la entrega de recursos para obras y
servicios que se pactaron con la Secretaría de Hacienda; 4) que inicie ya la
construcción del parque industrial que ofertará miles de empleos para los
chimalhuacanos y que lleva al menos cuatro años de rezago; 5) escuelas de
tiempo completo en Michoacán y 6) solución al conflicto agrario en Oaxaca, que
afecta a cientos de indígenas y que lleva más de seis años sin solución. ¡Ésta
es la verdadera mano que mece la cuna! En efecto, es de todos sabido que el
mayor contingente que acudirá al zócalo de la ciudad de México es,
precisamente, el mexiquense, y particularmente el de Chimalhuacán, por el hecho
de que geográficamente somos los más cercanos al Distrito Federal y porque
somos uno de los destacamentos más numerosos; por tanto, por elemental sentido
común, los funcionarios que están detrás de “la degolladora”, lo que buscan es
provocar psicosis entre los antorchistas chimalhuacanos, para que se merme así
nuestro contingente por miedo a que ocurra algo grave el día de la marcha. Tan
obvio como eso.
Pero los antorchistas y nuestros
aliados del Proyecto Nuevo Chimalhuacán volveremos a derrotar las sucias y
perversas maniobras de los delincuentes oficiales de cuello blanco, tal como lo
hemos hecho a lo largo de quince años. Así ocurrió en el año 2000 cuando el
gobierno utilizó a Guadalupe Buendía (a) “La Loba” y los derrotamos; así
sucedió en el año 2003 cuando el gobierno lanzó a un candidato por el Partido
Convergencia que contendió contra el Prof. Miguel Ángel Casique y los
derrotamos; así pasó también en el año 2006 cuando el gobierno estatal inventó
la calumnia de que en Chimalhuacán ocurrían muchos feminicidios (en realidad
eran cuerpos de mujeres que traían de otro lado y los aventaban en nuestro
territorio) y finalmente se probó que era falso, y volvimos a derrotarlos; así
ocurrió, en fin, en el año 2012, cuando fuimos agredidos en Chicoloapan y el
propio gobierno nos trató peor que a vándalos con el rumor de “ahí vienen los
antorchistas”, como si fuéramos las hordas asesinas de Atila y, sin embargo, el
pueblo reaccionó, se dio cuenta de la calumnia y volvimos a derrotarlo. En
suma, el pueblo chimalhuacano cada vez le cree menos al gobierno y a ciertos
medios de comunicación que se alían con él para difundir noticias amarillistas
y falsas.
Y estoy seguro que nuevamente los
volveremos a derrotar, acudiendo el próximo 6 de octubre con más chimalhuacanos
de los programados originalmente; marcharemos ahora con más combatividad y
disciplina que nunca, y defenderemos con más enjundia nuestras banderas de
lucha, pues los antorchistas no somos niños de pecho a los que pueden asustar
con “el coco” ni con “el chupacabras”. Y eso sí: con este tipo de pérfidas
maniobras, que el pueblo juzgue si hacen falta más argumentos para sustentar lo
que Antorcha ha dicho: que urge otra clase política en el poder de la Patria.
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