lunes, 17 de febrero de 2014

Las negligencias: Columna, Palco de Prensa

Palco de Prensa Lunes 17 Febrero 2014 Las negligencias.
Por: Gilberto LAVENANT La vida de cualquier persona, es valiosísima. Al fallecer, ya no hay nada qué hacer, más que rendirle tributo por los logros o frutos; manifestarle cariño, aunque ya no escuche ni perciba nada de eso; llorarle y lamentar su partida. No hay forma de reparar su ausencia, más que la resignación, con la esperanza religiosa de la resurrección o de una vida mejor en el más allá. La muerte, es algo que todos han de enfrentar, sin duda alguna. Tarde que temprano, llega la muerte, nadie es eterno. La edad, las conductas o hábitos, el abandono o descuido. También se dan las muertes violentas, ya sea por involucrarse en actividades ilícitas o por andar en malas compañías. A veces, sin deberla, ni temerla. Pero qué lamentable morir, por problemas de salud pública. Los virus que generan las enfermedades, brotan aquí o allá, sin pedirle permiso a nadie. Aunque hay quienes especulan que se dan casos en que mentes perversas los generan, porque la salud humana es uno de los negocios más prósperos. Incluso, se dice que ya hay cura para enfermedades, generalmente mortales, como el cáncer, pero que no se revela la solución, porque ocasionaría pérdidas multimillonarias a laboratorios, hospitales, médicos y demás. Al margen de esas suposiciones, las cosas se agravan, cuando la salud pública está en manos de políticos, o de individuos ineptos, insensibles, que en situaciones como las que genera la influenza AH1N1, tratando de evitar el pánico, niegan el problema. Como tratando de tapar el sol con un dedo. En el 2009, ante los brotes de casos de influenza en casi todo el país, al igual que en el resto del mundo, las autoridades de salud pública hicieron todo lo posible para tratar de evitar daños mayores. La suspensión de clases, por ejemplo, principalmente en niveles básicos. El uso de cubre bocas, de gel desinfectante en las manos, las recomendaciones para evitar asistir a centros de reunión masivas. Hubo quienes las consideraron exageradas, pero se aplicaron, bajo la premisa de que vale más prevenir, que lamentar. En este 2014, hubo tibieza, exagerada cautela, dizque para evitar el pánico. Cuando se cuestionaba a los funcionarios sobre la presencia de este mal, lo negaban, argumentaban que no era nada de preocupación, que eran otras las causas del fallecimiento de personas, en centros hospitalarios, a los que ingresaron bajo supuesto cuadro de gripe, que luego se complicó, hasta causarles la muerte. La influenza, es compleja. Primero, porque nadie se imagina que un aparente resfriado, habrá de terminar con la vida de una persona. Segundo, por la enorme variedad del virus que la provoca, que constantemente está en mutación. Tercero, porque inexplicablemente hay escasez de medicamentos y una enorme especulación en el mercado. Y cuarto, porque quienes están al frente de las instituciones de salud pública, son ineptos, o negligentes, que para el caso es lo mismo. Así fue, cómo en el 2014, un supuesto rumor del resurgimiento de la influenza, se ha convertido en un serio problema de salud pública, que las autoridades trataron de minimizar. Finalmente, tuvieron que reconocer la gravedad de esta situación, porque los casos de afectados por el virus, y en especial los fallecimientos, brotaron por doquier. El recuento, hasta el pasado fin de semana, es que ha habido 3 mil 758 casos de personas afectadas por influenza AH1N1, de las cuales han muerto 464. Entre estos casos, uno, sumamente lamentable, el del escritor y periodista tijuanense Federico Campbell, fallecido el fin de semana. Lamentable, que individuos tan valiosos, sucumban, ante un problema de salud pública, tan pésimamente manejado por las autoridades de los tres niveles de gobierno. Olvidaron por completo lo de prevenir, más que lamentar, y hoy se lamenta la muerte del nativo de Tijuana, porque omitieron las tareas de prevención. Hoy, no se sabe, qué es más peligroso y grave, si el virus que genera la influenza, o la negligencia, ineptitud e insensibilidad de los encargados de velar por la salud pública de los mexicanos. Imaginen nada más, el Secretario de Salud Pública del gobierno de Baja California, Miguel Antonio Osuna Millán –hermano del exgobernador- es dentista. Con todo y que las condiciones de las piezas dentales de toda persona, también es un tema de salud pública, su campo de acción es mucho más limitado, que el de otros profesionales de la medicina. No es lo mismo un consultorio dental, que un sanatorio, clínica u hospital. Es tanto como que a un abogado, dedicado a atender casos de divorcios o de arrendamiento, de pronto, obviamente por cuestiones políticas, lo designan Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado o Procurador General de Justicia. Se dan casos. Que se sepa, el Gobernador Francisco Vega de la Madrid –kiko, para sus compas- no ha convocado a una reunión de trabajo, a todos los responsables de la salud pública en la entidad, de los tres niveles de gobierno, para analizar esto de la influenza, a fin de tomar las medidas que se requieran, para preservar la salud de los bajacalifornianos. Al menos para prevenir, para tratar de no tener que lamentar. En el 2009, era común observar a las personas con cubre bocas en todas partes o con depósitos de gel desinfectante en las manos. Hoy, pese a la grave situación que se presenta, es raro ver esto. Las clases no se han suspendido en ningún momento, salvo cuando hay reuniones o manifestaciones sindicales, y la tibieza y negligencia de las autoridades, ha sido más que manifiesta. Por tales negligencias, hoy se lamenta la muerte de Federico Campbell, así como de muchas otras personas. Que descansen en paz, todos ellos. gil_lavenants@hotmail.com gillavenant@gmail.com
Federíco Cámbell, Q.E.P.D.

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