lunes, 9 de marzo de 2015

La adicción de kiko. Por : Gilberto LAVENANT

Palco de Prensa
Lunes 9 Marzo 2015   
                                   
                                                         
  La adicción de kiko.      

                                                     
         Por : Gilberto LAVENANT

El pasado fin de semana, el Gobernador Francisco Vega de la Madrid, acudió a hacerse un examen “antidoping”, o sea para verificar y hacer constar, si es que es adicto a alguna droga o sustancia tóxica.

Mediante boletín oficial lo dieron a conocer.

Prácticamente lo presumieron, pues señalaron que “La medida aplicada en tiempo y forma, es coincidente con la política instaurada por el gobernador Vega de la Madrid, de encabezar y hacer un gobierno transparente y que rinda cuentas a la sociedad, para lo cual promueven diversas acciones que contribuyen a generar mayores niveles de confianza para el ciudadano”.

Eso es “echarle mucha crema a sus tacos”. El “antidoping”, no tiene nada que ver con la transparencia, ni con la rendición de cuentas. Ni tampoco genera “mayores niveles de confianza para el ciudadano”.

Vayamos por partes.

Efectivamente, el Artículo 46 de la Ley de Responsabilidades de los Funcionarios Públicos del Estado de Baja California, establece las obligaciones y prohibiciones del servidor público.

En la fracción XIX, del citado numeral, establece la obligación, para los funcionarios de primer nivel, entre ellos el Gobernador, el “someterse a más tardar el 31 de marzo de cada año, a examen para la detección de drogas de abuso, de conformidad con lo dispuesto en la fracción IV del artículo 92 de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Baja California y disposiciones reglamentarias”.

Apenas inicia el mes de marzo. Kiko hizo constar que cumplió con dicha disposición.

Que se sepa, nadie ha dicho, ni ha puesto en tela de juicio, el que sea adicto a alguna sustancia tóxica. Pero si la ley lo exige y hace constar su cumplimiento, pues adelante.   

Sin embargo, cabe observar que tal disposición es obsoleta, anacrónica, pues solamente refiere “detección de drogas de abuso”. Ni siquiera precisa el tipo de drogas, y maneja un concepto genérico.

Las adicciones que alteran o afectan la conducta de los seres humanos, son muchas y de muchos tipos. No solamente las relativas a sustancias tóxicas. Las más comúnes, además de sustancias tóxicas, son el alcohol y el cigarro.

Wikipedia, la llamada Enciclopedia Libre, da una amplia explicación respecto a las adicciones. Señala que una adicción, es una enfermedad física y emocional, según la Organización Mundial de la Salud.  

Hace hincapié, en que, en el sentido tradicional, una adicción es una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación, “debido a trastornos que ésta causa en los circuitos de recompensa de la persona”.

Esto, explicado en español, significa que es algo que se consume, o que se hace, porque el cuerpo o la mente del individuo lo requiere, para lograr una condición o reacción determinada.

Indica, que en la actualidad, “se acepta como adicción, cualquier actividad que el individuo sea incapaz de controlar, que lo lleve a conductas compulsivas y perjudique su calidad de vida, como lo pueden ser la adicción al sexo, al juego (ludopatía), a la pornografía, a la televisión, a las nuevas tecnologías (tecnolofilia) y a las comidas rápidas”.

Nadie puede negar, que en la actualidad, una de las adicciones más marcadas y nocivas, para la sociedad en general, es el uso de las redes sociales, los teléfonos móviles y todo lo que ello implica. Las relaciones ya no se dan de persona a persona, en vivo y en directo, sino a través de un aparato, que los individuos cargan a todas partes. Cuando manejan, cuando se sientan a la mesa a comer, en la sala de la casa a ver la televisión o a convivir.

En las juntas de trabajo, en reuniones masivas de todo tipo, destacan los teléfonos celulares o los aparatos que permiten jugar, enviar mensajes, leer noticias, escuchar canciones, enviar o recibir fotografías, ver películas. Es una adicción que atenta contra las relaciones sociales.

Tratándose de políticos, y sobre todo en la administración pública, existen otro tipo de adicciones, mucho más nocivas que el abuso de las sustancias tóxicas. Aquellas que tienen que ver con el dinero.   

Una de las más comúnes, lo es la ludopatía. La adicción al juego, a las apuestas, sean en forma directa o mediante el uso de máquinas. Sean en eventos deportivos o en casinos. Los jugadores compulsivos gastan hasta lo que no es de ellos. Incluso roban, para disponer de recursos a fin de seguir jugando y apostando.

La codicia, también es una adicción al dinero. Quienes la padecen, siempre están pensando, viendo y tratando de ganar y acumular dinero. Sea para adquirir bienes o para realizar actividades recreativas.

El problema, de este tipo de adicción, no es el pretender acumular riquezas, si no los métodos que se utilizan para ello. Que pueden ser lícitos o ilícitos. Extraña o sospechosamente, los políticos son más exitosos, que el más dinamico e ingenioso de los empresarios. Esa es la adicción de Kiko Vega. Contra eso, no hay “antidoping”.
                                                                                           

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