Palco de Prensa
Miércoles 22 Julio 2015
La herencia maldita.
Por : Gilberto LAVENANT
El XX Ayuntamiento de Tijuana, encabezado por el empresario priísta Carlos Bustamante Anchondo, heredó a la actual administración, que dirige el Dr. Jorge Astiazarán Orcí, varios asuntos, que no solamente destilan corrupción y fétidos olores, producto de la codicia, sino que además han generado serias críticas al XXI Ayuntamiento y agravado la problemática correspondiente.
Pero, muy “digno”, el exalcalde se molesta cuando se refieren a sus “cochinadas”. Recientemente, cuando en Sesión de Cabildo, abordaron el asunto del predio que ocupó la cárcel preventiva, en la Calle Octava, para destinarlo a un parque, y la indebida demolición de las edificaciones que ahí existían, llamó inepta a la administración de Astiazarán y tonto al Síndico Social, Brenabé Esquer, por haber impulsado este asunto.
Veremos que dice, cuando le finquen responsabilidades por ese asunto, en el que incurrió en daño patrimonial, al ordenar la demolición de dichas edificaciones, sin estar autorizado para ello. Bueno, el Síndico Procurador, Arturo Ledezma Romo, dijo que no le temblaría la mano. Ya veremos.
Pues bien, el pasado lunes, la administración municipal, representada por el Ing. Roberto Sánchez, Secretario de Desarrollo Urbano, firmó convenio con representante de Sola Básic, para dar por concluido el controvertido Contrato de Arrendamiento celebrado por Bustamante Anchondo, al amparo del Proyecto de Modernización delAlumbrado Público de Tijuana, que fue un rotundo fracaso y que estaba condenando a los tijuanenses a vivir en la penumbra.
Nadie ha podido explicar aún, cómo es que Bustamante supuso que podría solucionar las deficiencias del alumbrado público, consistente en 63,400 luminarias, mediante un “contrato de arrendamiento puro”, a 26 meses, con un costo de más de 144 millones de pesos, incluyendo el IVA, miles de las cuales se fundieron en cuanto fueron instaladas.
En dicho contrato, celebrado el 20 de septiembre de 2011, en base a una licitación pública nacional, se estableció que Sola Basic otorgaba al Ayuntamiento de Tijuana, el uso y goce temporal de las luminarias, lo que era verdaderamente absurdo y que trataron de componer, dos meses después, mediante una adenda, observando que si el gobierno municipal pagaba el precio total, podría adquirir en propiedad las luminarias.
Así mismo, tampoco han justificado, el por qué, en esa misma adenda, el gobierno municipal se obligó a pagar por adelantado, los primeros 25 meses de renta, por un monto de más de 141 millones de pesos, dejando pendiente de pago, solamente el monto del mes número 26, que ascendía a poco más de 3 millones de pesos, cuyo adeudo no permitió que las luminarias pasaran a ser propiedad del Ayuntamiento, sino simplemente materia del contrato de arrendamiento.
Esto se echó a perder, y se complicó, porque ni Sola Basic, ni el Ayuntamiento encabezado por Bustamante, se preocuparon por hacer un estudio serio. Supusieron que harían el negociazo de su vida, simple y sencillamente retirando las viejas luminarias y colocando otras nuevas.
Además, se hablaba de 63 mil 400 luminarias, cuando en realidad solamente se cambiarían 25 mil 200 y del resto, o sea 38 mil 200, renovarían sólo algunos de sus componentes. A falta de estudios básicos, no se percataron que el alumbrado público de la ciudad, opera con diversos tipos de voltaje y con luminarias de distintos modelos.
Por ello, las colocaban y de inmediato se fundían. En una actitud absurda y con evidente desesperación, Sola Basic intentó que Bustamante le recibiera las luminarias, incluso las fundidas, como si estuvieran funcionando.
Como el período de su administración concluía, Bustamante trató de “lavarse las manos”, aparentando intentar la recisión del contrato de arrendamiento, demandando a la empresa por la vía civil. Algo absurdo, pues su Consejero Jurídico, Roberto Ordorica, olvidó que tratándose de un contrato de derecho público, primero debió agotar la vía administrativa. Además, curiosa o extrañamente, en la demanda, olvidó exigir el cumplimiento de dos cláusulas penales, equivalentes al monto del costo del arrendamiento. Las evidencias indican que el juicio estaba destinado a perderse y esto ocasionaría que el gobierno municipal fuese condenado a pagar a Sola Basic, de 30 a 40 millones de pesos, por concepto de gastos y costas de juicio.
Por cuanto hace a la fianza exigida a Sola Basic, como garantía para el caso de incumplimiento del contrato, por un monsto equivalente al costo del mismo, era inexigible, debido a que el incumlipiento no fue total, personal del Ayuntamiento reparó o trató de reparar miles de las lámparas fundidas, con lo que alteró las condiciones de las luminarias instaladas, afectando la garantía y, además, peritos en la materia acreditaron que las fallas no eran imputables a la empresa.
Total, todo esto fue una maraña, porque el XX Ayuntamiento manejó “con las patas el asunto”, dejándolo entrampado, pues la rescisión del contrato de arrendamiento, era casi imposible, y de lograrlo, las luminarias serían propiedad de Sola Basic, pero el juicio podría tardar en concluir, de 5 a 10 años, en tanto que la ciudad quedaría en penumbras. Nadie podría reparar el alumbrado, porque las lámparas eran de un particular, que podría exigir el pago de las menusualidades rentísticas no pagadas.
El asunto concluyó de una manera un tanto simple. El Ayuntamiento pagó a Sola Básic el último mes de renta, condición para que adquiriera en propiedad las luminarias y ésta le reintegró más de 8 millones de pesos, por concepto de obra pagada y no ejecutada. Los detalles son múltiples y seguramente generarán controversias. Pero al fin se cerró un capítulo de la herencia maldita de Bustamante.
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