Separación
sentimental: cómo nos afecta y cómo superarla
Escrito por Dra. Vanesa Fernández López, psicóloga
Escrito por Dra. Vanesa Fernández López, psicóloga
compartido por la Tanatologa: Maria Fernanda Martin del Campo.
Una
ruptura sentimental siempre es difícil de afrontar, y más aún de plantearla a
los niños en común. En este artículo te orientamos sobre cómo reaccionar ante
los sentimientos que supone y cómo superarlos paso a paso.
Separación sentimental: cómo nos afecta y cómo
superarla
La
separación o divorcio de una pareja se considera un acontecimiento vital
estresante, que supone un importante impacto emocional no sólo sobre los
miembros de la pareja, sino también sobre sus allegados. Cuando hay niños, las
cosas se complican, puesto que las decisiones que tome la pareja sobre sus
hijos pueden amortiguar o incrementar significativamente el impacto emocional
que para ellos supone dicha separación, y determinar en gran medida su futuro.
Por este motivo, el momento de la pre-ruptura y la ruptura son especialmente
delicados.
En
la pre-ruptura la pareja lleva a cabo varios esfuerzos para evitar el divorcio,
y en algunos casos involucran a los hijos en la nueva situación, por ejemplo
utilizándolos como aliados, como una razón para seguir adelante con la
relación. Si esta etapa se prolonga o es demasiado intensa puede afectar a la
salud emocional de todos los miembros de la familia. El momento de la ruptura
supone, por el contrario, aceptar que la pareja no puede continuar junta, y es
frecuente entonces que se busquen culpables y se asignen roles parentales, que
en la mayoría de los casos requieren acuerdos legales sobre los pequeños.
Algo está cambiando: reacciones en la
pareja frente a la separación
Como
toda crisis vital, una separación requiere un proceso de adaptación en el que
se sucederán diferentes cambios, que variarán en función de las características
personales de los implicados, como su capacidad para adaptarse a la nueva
situación, sus experiencias previas, los rasgos de su personalidad…
Muchos
psicólogos consideramos que una separación conlleva un proceso de duelo
ocasionado por la ruptura en el que desaparece un elemento antes presente y al
que se dirigían gran parte de los afectos: la pareja. Como en todo proceso de
duelo, aspectos como el que la pérdida sea ‘anunciada’, o no, harán que varíe
la forma de asimilarlo y el tiempo que se requiera para ello.
En
cualquier caso, el proceso de adaptación a la ruptura es un cambio lento, sin
tiempos preestablecidos y, sobre todo, individual.
Las consecuencias que puede
ocasionar una separación en los miembros de una pareja pueden
agruparse en las siguientes categorías:
Manifestaciones fisiológicas
Están especialmente asociadas a las consecuencias
emocionales de la separación -como el estrés o la
tristeza-, y aparecen en mayor o menor medida en función de la intensidad de
éstas. Las más comunes son: alteraciones del sueño, sensación
de intranquilidad, apatía, y pérdida o aumento del apetito.
Manifestaciones emocionales
Todas las personas, en mayor o menor medida, sufren
reacciones emocionales tras una separación. Entre las reacciones normales o
adaptativas se encuentran sentimientos de pena o vacío, sensación de
desorganización, incertidumbre e inseguridad.
En algunos casos se producen reacciones emocionales
más complicadas, que pueden dar lugar a trastornos psicológicos,
como es el caso del sentimiento de culpa persistente,
el miedo intenso, las crisis de ansiedad, el llanto
constante, el aislamiento, o una profunda rabia.
Tanto las
reacciones que se consideran normales, como las calificadas de patológicas, se
ven aliviadas cuando la persona dispone de una buena red de apoyo social. En
algunos casos, las manifestaciones emocionales comienzan antes de la
separación, puesto que alguno de los miembros de la pareja puede estar viviendo
una ‘separación emocional’ previa a la separación física.
Consecuencias socioeconómicas
Tras la separación, la red social de la pareja se ve
afectada. En algunos casos en el reparto se incluye también a
los amigos, y se incorporan nuevas amistades a la vida personal de cada uno.
También el nivel de ingresos se modifica, así como las condiciones de vivienda,
laborales (en algunos casos se decide trabajar más para ganar más dinero, o por
el contrario es necesario restringir el horario para atender a los hijos),
algunos cónyuges comienzan a salir más por aquello de recuperar el
tiempo, etcétera.
Estos
cambios son en gran parte la razón por la que la separación supone la necesidad
de adaptarse a una nueva vida.
Cómo afrontar una separación sentimental
Afrontar una
separación implica la aceptación de una pérdida y el inicio de una nueva vida
sin la otra persona al lado. Este proceso es individual, por lo que no existe
un tiempo establecido para conseguirlo. Lo importante es que se consiga de
forma adecuada. Algunos consejos que te ayudarán en este proceso son:
·
Acepta las
emociones negativas (ansiedad, tristeza, soledad) como algo normal en
las circunstancias que estás viviendo.
·
Olvida los
'por qué' y céntrate en los 'cómo'; ya no es momento de buscar los motivos que
os llevaron a separaros ni de señalar culpables. Sustituye esos 'por qué' por
preguntas dirigidas a cómo reorientar tu vida y sentirte mejor.
·
No te
compares con otros, cada persona requiere un tiempo para superar una
separación. Al mismo tiempo, los comportamientos que a otros les fueron bien
(por ejemplo salir mucho) no tienen por qué irte también bien a ti. Son sólo opciones.
·
No seas el
detective de tu ex pareja, y muchos menos te martirices si le van mejor las
cosas que a ti. Es un error pensar que en sus desventuras está tu felicidad.
·
Aprovecha el
apoyo social que te brindan tus familiares y amigos, pero si necesitas momentos
para estar solo no tengas miedo de decirlo.
·
No es
aconsejable que inicies una nueva relación hasta que tú no te encuentres bien
‘solo’. Precipitarte podría hacer que la otra relación no funcione, y también
corres un alto riesgo de terminar dependiendo de tu nueva pareja.
·
Intenta no
huir de tu realidad (por ejemplo irte a vivir a otro país sólo a causa de la
ruptura), pues sentirás que hay puertas que no se han cerrado correctamente.
Cómo explicar a los niños la separación de sus padres
Algunos padres evitan la separación y mantienen una relación
que ya no funciona por miedo a hacer daño a sus hijos. Sin embargo, cuando la
pareja está rota se genera un clima familiar que no es en absoluto adecuado
para un niño, por lo que tal vez la separación sea una mejor alternativa.
Comunicar la noticia de la separación o el divorcio a los más pequeños es duro para los padres, pues
temen no saber cómo decírselo e incrementar su dolor por no saber explicárselo
correctamente. Por ello, aunque no existen fórmulas mágicas, te ofrecemos unas
pautas para que te resulte más fácil:
·
Emplea un
lenguaje claro, ajustado a su edad y madurez, para hablarle de la situación en
la que se encuentra vuestra relación.
·
Decirle que
vais a hacer todo lo posible para que no cambie nada más de su vida; se
mantendrán los mismos amigos, el mismo colegio, la misma vivienda o barrio,
etcétera. Este hecho es fundamental para la estabilidad emocional del niño y
para evitar el sentimiento de falta de seguridad.
·
Fijar la
custodia, régimen de visitas, y demás asuntos relacionados con el menor cuanto
antes es siempre beneficioso para el niño. Más aún si lo hacéis de mutuo
acuerdo. Es importante no utilizar nunca al niño para chantajear a la pareja.
·
Cuida los
comentarios que haces del otro progenitor delante del pequeño: recuerda que es
su padre/madre.
·
Ayuda a tu
hijo a expresar sus emociones y pensamientos con toda libertad. Es bueno que también él pueda conocer los vuestros.
Cómo reaccionan los hijos ante una separación
La separación de una pareja no sólo afecta a sus
miembros. Algunas de las reacciones que presentan los
más pequeños ante la separación de los padres son:
·
Sensación de
pérdida y soledad, unida a un sentimiento de inseguridad y preocupación por
cómo sus necesidades serán cubiertas, lo cambios que existirán para él,
etcétera.
·
Fantasías
sobre una reconciliación de sus padres.
·
Idealización
de uno de los dos progenitores (generalmente del que se ha ido).
·
Los más
mayores sienten pena por el padre que ya no vive con ellos.
·
Posibles
problemas emocionales y conductuales: crisis de ansiedad, miedos, alteraciones
en el sueño, fobias, pérdida de confianza en los adultos, bajo rendimiento ofracaso escolar, aislamiento, rebeldía…
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