lunes, 15 de diciembre de 2014

Palco de Prensa



Martes 16 Diciembre 2014                
                                                    Las extorsiones.  

      Por : Gilberto LAVENANT

La época decembrina, no solo es propicia para la reflexión y estrechar los lazos familiares. Lamentablemente, también es temporada de riesgos. Los pillos salen de sus madrigueras, en busca de víctimas.

Los pillos más comúnes, en estos tiempos, son los extorsionadores. Esos que practican los secuestros expres. Bastan algunos datos personales y una llamada amenazadora. Siembran la angustia en una familia, que generalmente accede y cae en el engaño.

En algunos casos, le aplican ingredientes dramáticos, para darle tintes de veracidad al asunto. La voz de un menor de edad, la supuesta víctima, clamando ayuda. Lo irónico, es que en la mayoría de los casos, las llamadas telefónicas provienen del interior de un penal, ubicado a una enorme distancia.

Son muchos los factores que dan lugar a este tipo de cosas.

Por principio de cuentas, aunque esto ocurre en cualquier parte de la república mexicana, son más comúnes en la zona fronteriza, donde, supuestamente, los habitantes tienen una mejor condición económica. Más aún en temporada navideña, cuando reciben aguinaldos, fondos de ahorro y alguna otra prestación laboral.

Otro factor, es el hecho de que muchas personas, hablan abiertamente de sus éxitos o aciertos, en su vida personal o profesional. Entre algunos de quienes les escuchan, habrá alguien que, directa o indirectamente, tenga relación o complicidad con malandros. Ellos aprovechan las confíanzas y las confidencias.

Los fronterizos en general, y los tijuanenses en particular, comúnmente olvidan que esta zona es de alto riesgo. Como que ya se acostumbraron a escuchar o leer noticias, sobre hechos sangrientos. Pero, además de que les resulta normal, por lo cotidiano, piensan que a ellos no les pasará nada, pues se dice que son pleitos entre narcos.

Esto es cierto, en la mayoría de los casos, tratándose de agresiones. Pero también es cierto que terceros ajenos son víctimas, por estar en un sitio, en el momento en que se dan los ataques. Los malandros no distinguen, si es un lugar de cierto nivel económico o una simple taquería. Si es de día o de noche. No está de más, cualquier precaución.

Los expendios de comida, a fin de no disminuir sus ventas, deben incluir en sus servicios, el de llevar pedidos a domicilio. Es para bien de ambas partes y se evitan los riesgos. Además, fortalecen las relaciones familiares.

Una observación especial. Cuando reciban la llamada de un extorsionador, díganle que se equivocó de teléfono, que no conocen a la persona a la que supuestamente privaron de su libertad.  Por cierto, acostúmbrense a no responder afirmativamente, no reconozcan que es correcto el número al que se comunican. Siempre pregunten que a que teléfono desea comunicarse, quien habla y con quien desea hablar.

Si tienen dudas, pidan que dejen recado, nombre de quien habla y número telefónico, para regresar la llamada. Aunque esté en casa la persona con la que presuntamente desean hablar.

Sobre todo, traten de guardar la calma. Una vez que cuelguen, de inmediato traten de localizar al familiar, para cerciorarese que nada le ha pasado. La serenidad manifiesta, dará a entender al pillo, que efectivamente se equivocó de número telefónico, de destinatario o simplemente que falló su maniobra.

Esto es, por lo que respecta a un tipo de delincuentes, los extorsionadores. Pero son muchos otros los que aprovechan la época decembrina, para hacer de las suyas.

Los hay que se colocan en los alrededores de instituciones bancarias o simplemente cajeros automáticos. Ahí se la pasan horas, hasta que escogen a sus posibles víctimas. Se recomienda, hasta donde sea posible, evitar el uso de cajeros automáticos, generalmente ubicados en lugares aislados.

En cualquier caso, tratar de acudir acompañados, aunque sea a una institución bancaria, y  luego de retirar dinero o canjear algún cheque, retirarse del lugar lo más rápido posible y no quedarse en los alrededores. Acudir a algún expendio de comida cercano, los expone a ser asaltados o agredidos.

Hasta donde sea posible, posponer el retiro de dinero, hasta temporadas menos llamativas o atractivas para los pillos. Que los retiros sean de montos mínimos, lo más elemenales posibles.

Lo ideal sería, que este tipo de recomendaciones, y muchas otras, se aplicaran en la vida cotidiana. Los delincuentes no trabajan. Pasan horas tratando de identificar a sus posibles víctimas. Vigilándolas. Parecen buítres que revolotean encima de nosotros.

Muchos de los atracos, ocurren precisamente por la falta de precauciones. El seguir pensando que “a mi no me pasa nada”.

Tengan siempre presente, las llamadas telefónicas, aparentemente intrascendentes, pueden generar serios dolores de cabeza. No den información a nadie. Cerciórense de que se trata de la persona que conocen, y aún así, tomen todas las precauciones posibles.

Que no los sorprendan. No le abran la puerta a los delincuentes. Ni siquiera a los extorsionadores. Sean precavidos, extremadamente precavidos, para que nada altere o estropee su tranquilidad y el bienestar familiar en esta temporada decembrina.

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