Palco de Prensa
Jueves 27 Marzo 2014
Ven la tormenta y…
Por : Gilberto LAVENANT
Seguramente muchos conocen esa expresión que observa : “ven la tormenta y no se hincan”. Esto, en sentido contrario, a la postura asumida por pobladores de rancherías o comunidades indígenas, cuando se desataba una terrible tormenta y de inmediato se ponían de rodillas a rezar, para que cesara el fenómeno meteorológico o que no causara daño alguno.
La expresión, se utiliza comúnmente, cuando alguna persona adopta una actitud necia y propone hacer, o hace, algo que es contrario a lo que desea o reclama el común de las personas, o aquello que tiene un rechazo general. Sobre todo, en momentos críticos. Cuando “se desata la tormenta” y en lugar de hincarse a rogar que cese, propician que sea mayor.
Es obvio, que el diputado perredista, Roberto Dávalos Flores, nunca ha escuchado esa expresión, pues bajo el supuesto de pretender fortalecer al poder legislativo de Baja California, se atreve a proponer que se incremente el número de diputados, de 25 que existen actualmente, a 30 o 32. Nada más falta que alguien por ahí le pregunte : ¿Y tu nieve, de qué la quieres?
Dice, el legislador local, que ésta propuesta, es con el objetivo de tener una mayor representación y verdadero equilibrio de las fuerzas políticas estatales en el Congreso del Estado. ¿A qué representación se refiere?
Cierto es que, técnica o jurídicamente, los legisladores, federales o estatales, son representantes populares, o sea representan a los residentes de los distritos electorales por los cuales fueron electos. En la práctica, solamente representan los intereses de sus respectivos partidos.
Los flamantes legisladores, nunca actúan o se comportan como representantes de los ciudadanos. Les prometieron representarlos, cuando acudieron a solicitarles que votaran por ellos, pero una vez electos, ni regresan a verlos.
Cuando se representa a alguien, se supone que se defienden sus intereses y se lucha ante todo para que no se apruebe o realice algo que agravie a su representado o que lesione sus derechos o economía.
Así es que, ni salgan con la vacilada, de que los flamantes diputados federales priístas, de Baja California, que votaron a favor de la reforma hacendaria, propuesta por el Presidente Enrique Peña Nieto, y por lo tanto a favor de la homologación del IVA, lo hicieron en ejercicio de la representación popular. Porque aprobar algo que es lesivo a la economía de sus supuestos representados, es una mera traición.
Tener ese tipo de dizque representantes populares, y nada, es prácticamente lo mismo. Nunca consultan o preguntan a sus supuestos representados, qué opinan en torno a determinada propuesta. Ellos, simplemente acatan las órdenes o consignas que reciben de parte de sus dirigentes partidistas.
A nivel local, cuando recientemente votaron a favor de que fuese obligatoria la verificación vehicular, para el canje de placas de circulación, incluso determinando aplicar sanciones a quienes no cumplan con dicho requisito, no fue precisamente un acto de representación, porque nadie actúa para agredir a sus representados. Salvo los legisladores.
Esa figura y argumento de la representación, ya no es válida, por ineficiente. Los políticos no cambian. Cuando andan de “pediches” de votos, son gentiles, modestos, carismáticos. Cuando llegan al cargo, “ni por la feria regresan”. Los electores no los vuelven a ver, hasta la siguiente “pizca de votos”.
Tener 2 o 3 diputados por municipio, da lo mismo que tener 10 o 15. Bueno, en cuanto a productividad legislativa, no van a rendir más. Lo único que pasa es que cuestan más. A mayor número de legisladores, mayor presupuesto, más gastos y más impuestos para reunir los fondos para sus dietas.
Es falso que a mayor número de legisladores, habrá mayor trabajo legislativo. Más propuestas de reformas o actualización de leyes. No, la mayor parte de su tiempo lo dedican a actividades políticas partidistas. El recinto legislativo, prácticamente está vacío o desocupado. Solamente se les ve por ahí, durante el tiempo en que celebran reuniones de comisiones o pleno.
Tampoco es válido, el argumento de que a mayor número de legisladores, el Congreso del Estado se fortalece. Como poder, integrante del gobierno estatal, es fuerte, en la medida en que cumpla con sus funciones básicas, como la legislativa y de fiscalización. Generalmente ni legislan, y la fiscalización no es eficiente.
No obstante, el diputado Dávalos, propone que se incremente el número de legisladores. Efectivamente, el legislador perredista “ve la tormenta, y no se hinca”. Un reclamo común y constante, es que se reduzca el número de legisladores, pues el poder legislativo de Baja California, es uno de los más costosos y quizás también uno de los más improductivos.
Para ello, propone la reordenación de los distritos electorales, a fin de que se designe un diputado por cada 125 mil habitantes, preocupado porque existen comunidades de alrededor de 400 mil electores, que tan solo tienen un representante en el Congreso.
El diputado Dávalos Flores, se expone a recibir una sonora rechifla. Qué diferente sería si la propuesta fuese en el sentido de reducir el número de “representantes populares”. Hasta le aplaudirían.
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